Inviernos eran los de antes
Inviernos eran los de antes
Inviernos eran los de antes, cuando las madres calentaban las sábanas sobre las estufas y la bolsa de agua caliente para lograr un sueño reparador; cuando no solo hacía más frío sino que había menos tejidos que nos protegieran de él, menos sintéticos; menos ganas, también, de salir de casa. El invierno convertía a la cocina en el mejor lugar del hogar: la más calentita por sus hornos y hornallas encendidas cocinando delicias para la merienda del domingo, o calentando el agua para preparar té, café, mate o por qué no, chocolate caliente.
Inviernos eran los de antes, cuando las chimeneas trabajaban sin parar y no eran un mero hueco decorativo. El frío, en muchos casos, hacía encender la llama de la solidaridad, del perdón, del abrazo reparador y reconfortante.
El mismo frío que también nos exigía el calentamiento previo de los coches; o compartir un licorcito, un chocolate. Inviernos que nos hacían ser más agradecidos, más generosos, más empáticos.
Literatura invernal
Cómo será de fuerte este sentimiento que hasta un libro se hizo sobre esta estación. Cuando los inviernos eran inviernos es una obra cautivadora, que conduce a los lectores por un entretenido recorrido a través de un interesante diálogo, compuesto por preguntas de lo más insólitas y de admirables y sorprendentes respuestas.
Se trata de un libro para curiosos, ya que se preguntan cuestiones como:
- ¿Por qué la nieve es blanca?
- ¿Por qué nos sume el invierno en un estado de melancolía?
- ¿Es el frío psicológico como algunos despreocupados afirman?
- ¿De dónde proviene la felicidad cuando se lanzan bolas de nieve?
- ¿Por qué se cree que el invierno es una estación mala?
Estos y muchos otros interrogantes encuentran respuesta en esta obra llamativamente bien elaborada, la cual se lee con una sencillez magistral y nos permite disfrutar de la estación en la que nos encontramos al conocer muchos de sus secretos. A través de este ensayo, el cual aborda al invierno desde múltiples perspectivas—histórica, biológica, antropológica— su escritor, Bernd Brunner, logra capturar la esencia de una estación que en muchos lugares del mundo ya no es lo que era.