El misterio de las arrugas

El misterio de las arrugas

¿Alguna vez se preguntaron por qué tenemos arrugas? ¿Cuál es su explicación científica? ¿Se puede hacer algo para retrasar y disminuir su aparición?

Qué son las arrugas

Para entender qué son debemos saber, primero, qué es la epidermis. La epidermis es la capa exterior de la piel, es decir, la barrera física que protege nuestro cuerpo. Nuestro organismo produce en promedio una nueva epidermis entera más o menos cada 60 días. ¿Cómo? Las células superficiales se descascaran y continuamente son reemplazadas por otras nuevas que van surgiendo debajo de ellas.

A medida que envejecemos, la renovación de la epidermis es más lenta. Debajo de ella se encuentra la dermis, la cual contiene el colágeno y las fibras elásticas que mantienen tersa, firme y lisa la piel. Con el paso de los años, la producción de colágeno, llevada a cabo por los fibroblastos, disminuye. A su vez, las quemaduras solares debilitan la piel. Todo esto desencadena la aparición de las arrugas.

Si bien se trata de un proceso naturalmente inevitable, hay hábitos que pueden disminuirlas. Se trata de los clásicos hábitos saludables como no fumar, realizar ejercicio frecuentemente y seguir una dieta saludable, baja en azúcares y rica en vegetales y pescados.

Un problema de identidad

En 2018, un grupo de científicos españoles descubrieron que la piel envejece porque sus células olvidan cuál es su función y deja de secretar colágenos y otras proteínas. Este descubrimiento no solo tendría aplicación cosmética, sino también terapéutica para mejorar la cicatrización de heridas en personas mayores tras una herida o una operación.

La pérdida de la identidad celular es una de las teorías sobre las causas del envejecimiento de la piel más novedosas. La clave está en los fibroblastos, los cuales van adquiriendo muchas características de adipocitos, las células de la grasa. Así, olvidan quiénes son y a qué se dedican, por lo que dejan de secretar colágeno. Esto pudieron comprobarlo a través del análisis celular de ratones de edad avanzada. Según los investigadores, si se modulan las rutas celulares, se podría retrasar o revertir el envejecimiento de la piel.

 

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